martes, 12 de agosto de 2014


Hoy os traigo una reseña, antes que nada, debo advertiros de que la opinión personal contiene spoilers. Antes de leer la reseña tened en cuenta que es una reseña de toda la trilogía, no sólo de La Selección. 

Besos, SrtaDeBook.

FICHA TÉCNICA:


Saga: La Selección

Título: La Selección
            La Élite
            La Elegida

Autor: Kiera Cass

Género: Ciencia ficción, Juvenil

Encuadernación: Tapa blanda


SIPNOSIS:



America Singer es una joven ciudadana de Illea que vive tranquilamente en Carolina con sus dos hermanos pequeños, su madre y su padre. Allí, contra las reglas, vive un romance con un joven llamado Aspen.
El país de Illea está organizado en ocho castas, donde la primera está formada por la familia real y la octava por indigentes, de ésta forma la población va teniendo menor rango conforme baja de casta. America, junto a su familia, pertenece a la casta número cinco, dedicada a las artes. Es de las más bajas, sólo seguida de criados y personas sin hogar.
La oportunidad de conseguir ascender en la escala social se presenta ante America con La Selección, un evento en el cual el príncipe de Illea, Maxon, deberá elegir esposa de entre treinta y cinco jóvenes de todo el país. Las jóvenes son elegidas por sorteo, aunque parece ser que la elección no está tan ligada al azar como parece. De ésta forma America termina formando parte de La Selección sin esperárselo. Se presenta ante ella una oportunidad única, pero no  todo es como ella esperaba. Una vez en palacio junto al resto de seleccionadas America se da cuenta del grado de competitividad que hay en la competición, sobretodo conforme van descartando chicas.
Desde el principio y en contra de todo pronóstico Maxon y America congenian, pero en palacio hay de todo menos tranquilidad. Entre los continuos ataques de rebeldes, la competitividad presente, las dudas de America, las reglas estrictas y la figura autoritaria del rey, todo se complica para la joven Singer. Y por si no fuera poco, Aspen Leger, al que Mer no esperaba volver a ver en mucho tiempo, aparece en palacio como soldado.




OPINIÓN PERSONAL:

Éste es un libro del que había oído hablar mucho y que finalmente me animé a leer.
Para ser sincera, no es nada parecido a lo que me esperaba.
La historia está ambientada en un América futurística pero la población está dividida en grupos muy cerrados añadido a que parece ser que, a pesar de estar en el futuro, se ha retrocedido a las costumbres y herramientas de antaño. En éste aspecto me ha recordado mucho a varias distopías, entre ellas Los Juegos del Hambre. Ya no sólo la ambientación y dinámica del país sino también los personajes. America Singer me ha recordado en varias ocasiones a través de los tres libros a la protagonista de LJDH, Katniss Everdeen.
Dejando de lado las similitudes que yo he visto entre ambas trilogías, he de decir que los tres libros se me han hecho cortos y prácticamente los he devorado en mis ansias por saber que iba a pasar. El ritmo es ágil, pero contradictoriamente y como podemos deducir por los títulos, todo el proceso de La Selección se lleva a cabo dividido entre los tres tomos.
No tengo gran queja respecto a los dos primeros libros: La Selección y La Élite. Me han parecido entretenidos, amenos. No son mis libros favoritos pero tampoco es que los haya odiado, simplemente me han parecido ideales para pasar un buen rato.
El problema, para mí, ha llegado con La Elegida.
Al ser el último libro la situación está más tensa. Para mí el problema se centra en el desarrollo de la trama, demasiado rápido para mi gusto. Ésto ha estado presente durante toda la trilogía, pero en mi opinión se acentúa ahora. Mi impresión ha sido que sobretodo al final de la obra, los sucesos pasan excesivamente rápido. En un abrir y cerrar de ojos se produce el caos total y, aunque ésto podría ser razonable, ya que los ataques no suceden de forma ordenada, para mi el mayor error, y decepción, a decir verdad, ha sido la muerte de varios personajes al final. Creo que es un final algo chapucero, me ha hecho sentir que Kiera Cass no sabía muy bien como lidiar con esos personajes y los ha matado.
Especificanmente, me estoy refiriendo al rey Clarkson y a la reina Amberly. Con una muerte tan repentina deja libre el paso a America y no se ofrece gran oposición a la eliminación de las castas. A mi parecer, un fallo; ya que me ha dejado con la sensación de que al final todo es demasiado sencillo. 
También me sorprendió la repentina relación entre Aspen y Lucy, que aunque terminas viéndola venir -por lo menos yo-, es otro arreglo chapucero para buscarle un final feliz a Aspen. Lo siento pero a mi no me convence.
En fin, que a mi los dos primeros libros no me disgustaron de hecho los leí muy rápido en mi ansia por saber que ocurriría. Pero con el final del último tomo me parece que Kiera no hizo un buen trabajo, sino que se precipitó.

viernes, 8 de agosto de 2014

MICRORELATO: Quiero quiere querer.

Muy buenas noches (en mi caso), damas y caballeros. Sabemos SrtaDeBook y yo que hemos estado ausentes durante medio mes, y nos disculpamos por ello; ppero no nos culpen: estamos en verano y las vacaciones nos llaman. Sea como sea, tenemos pensado revivir a nuestra criatura. Estamos pensando en una serie de reseñas y entradas por subir, ¡así que descuiden! 

Por mi lado, me voy a tomar la libertad de inaugurar una nueva sección: ¡los microrelatos! Y como creo que por su nombre no requiere presentación, les dejo con el material en cuestión. Disfruten (o no).



Erase una vez un verbo; un verbo conjugado en presente del indicativo, un verbo que anhelaba, que sentía necesidad: Quiero Querer. Quiero Querer era el mayor de los hijos de Queremos y Quería Querer. La familia Querer era conocida en el barrio ''Los Irregualrres'' por su gandulería y falta de motivación. Generación tras generación, habían intentado salir de su pueblo e ir a la gran ciudad -donde contaban que las palabras se hacían ricas y ampliaban su vocabulario-, pero cualquier propósito había sido en vano. Siempre lo dejaban para luego.

Pero Quiero Querer era diferente: desde bebé, cuando sólo era un par de minúsculas, había manifestado interés por la vida. Quería conocerlo todo, ir adonde fuera, hablar lenguas que no estaban en su cabeza. Un vez vio un símbolo oriental conformado por gruesas líneas dibujadas con cuidado; tan exótico... y en ese momento supo que debía ir a la gran metrópolis y hallar el inventor de algo tan fascinante.



Por desgracia, nadie lograba entenderlo. Sus progenitores estaban más que hartos de que semejante criatura les molestara tanto. <<¡Déjate de fantasías inútiles, Quiero! Tú trabajarás en un libro como tu padre, así que sácate esas ideas de la cabeza, niño!>>, le repetía su madre cada vez que mencionaba el tema. Él se enfadaba, refunfuñaba y se quedaba sin cenar por haberse portado mal.

Quiero era objeto de burla en la escuela. Todos los días en clase de caligrafía, Perfeccionando y sus amigos Mejoro y Correré se burlaban de él porque no lograba escribir la ''Q'' sin torcerse. ¡Ya le gustaría no tener una letra tan fastidiosa en su nombre! A veces deseaba no haber nacido, y luego se enfadaba consigo mismo porque, de nuevo, había querido algo, pero no era capaz de hacerlo realidad.

Su primo mayor le decía que no luchara contra su naturaleza, que él había salido así porque todos sus allegados lo eran, y por mucho que quisiera, no iba a conseguir nada.

Pasado un tiempo, el afán de Quiero fue disminuyendo, al igual que sus ganas de hacer cualquier cosa. Pasaron los años y el brillo de sus caracteres se apagó hasta tal punto que, en vez de negro, se veía gris. Hacía ya mucho que había dejado el colegio: le habían echado por golpear, harto ya, a Perfeccionando. Le había sacado tinta y no se arrepentía de ello; hacía tiempo que ese estúpido venía buscando pelea. Vivía a costa de sus padres, que lejos estaban de exigirle un mínimo de dependencia. A veces Quiero creía que los odiaba, porque le ignoraban como si fuera un extraño.

La motivación era su cruz, un sustantivo que se salía de sus límites, una pesadilla que le perseguía. <<Quiero irme de aquí. Quiero hacer algo con mi vida. Quieroquieroquiero>>. ¿Por qué esforzarse? Nadie nunca le había dado una razón por la cual luchar. Nadie nunca le había apoyado en nada. Tan solo había recibido burlas e indiferencia. Quiero se convirtió en un ser mezquino, tosco y arrugado.

La mañana de invierno en la que su vida dio un giro de tuerca, todo estaba congelado. Aquella estación, justo aquel día, con sus aires bohemios, clásicos, únicos, había hecho que evocara con amargura los recuerdos pasados -aquellos que había encerrado en una caja y enterrado en el subsuelo de su mente-. Dio una patada a la nada para librarse de la frustración y cayó resbalándose. Soltó una maldición mientras se levantaba, y justo allí, en su campo de visión, a sólo unos metros, lo vio. Pareció como si de repente todas las cosas se le vinieran encima; el conjunto de factores que habían hecho amar el conocimiento, hacía muchísimo -tanto que le parecían otra vida-.

Era tan bella... Había averiguado en una de sus incursiones que a aquello se le llamaban letras chinas. A él aquel nombre le pareció una total falta de respeto, pues no tenía nada que ver con los que él conocía. Porque eran arte, puro arte; sólo así se podía llamar a algo tan en armonía, que despertaba tantas sensaciones. Y fueron muchas sensaciones las que sintió Quiero, vaya si fueron muchas. Se quedó ensimismado viendo cómo se desenvolvía aquella hermosura. Era un cuerpo fino atravesado por tres líneas -arriba, en el centro y abajo, respectivamente-, de la cual sobresalía un adorno. La negrura de sus fracciones, la decisión con la que estaba moldeada...



Quiero Querer cayó más enamorado que un poeta, y poeta se hizo, al correr de los años. La chinita hermosa se llamaba Sheng y venía de un lugar del que él no conocía nada. Y como no conocía nada, leyó y leyó, escribió y escribió, y, acompañado de la dulce Sheng -que había quedado prendada por las ansias de vivir de su amado-, viajó y viajó. 

Por primera vez en su vida, Quiero ya no se enfadaba por la mención de aquello que había censurado siempre.

Porque Quiero quería querer.